Tubo de ensayo

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Por René Delios

Como el caso de la denuncia e impugnación en la elección para presidente municipal -la figura no es la de alcalde, salvo en la Ciudad de México- de Tuxtla Gutiérrez, habrá miles que como la mencionada se caerán solas ante los tribunales electorales por insustentables, como también casos complejos cuánto a discutir, pero no estará la elección tuxtleca entre ellas, en la que el reelecto la tiene ganada y seguramente la prospectiva electoral -la que sí es cierta, no la manipulada en esas encuestas de supuesta “intención del voto”- que le presentaron, ya le indicaba altas posibilidades de mantenerse al frente del ayuntamiento capitalino, desde el periodo de precandidaturas, proponiéndose luego de superar una acusación de violencia de genero entre otras piedras en el camino, teniendo que pedir incluso dos veces licencia en éste actual periodo 2018-2021, para que las investigaciones sobre un supuesto desvío de recursos a favor de su campaña proselitista, se dieran sin él en el cargo.
Desde luego que la estrategia no es nueva y deriva de una supuesta exigencia de justicia, cuando se busca opacar un triunfo legítimo, porque ni al caso creer que la intentona es el tratar de ganar en los tribunales lo que no lograron en las urnas, y más para gobernar una ciudad capital devastada por la ineptitud y la irresponsabilidad de trienios, que la dejaron rezagada en desarrollo urbano en comparación con las hermosas ciudades del sureste mexicano, desde Villahermosa, Campeche o Mérida, cuidadas y limpias en tanto Tuxtla Gutiérrez fue entregada con deficiencias en su servicio de luminarias, de seguridad pública, con exceso de ambulantaje, malas vialidades, entre otros etcéteras que no han sido fácil de solucionar, pero que sí se han logrado reducir a favor de la comunidad, cuya percepción de ello se reflejó en el voto, ese mismo que no aceptan los derrotados que se mantienen aún en calidad de adversarios del abanderado triunfador de Morena, para la capital del estado de Chiapas, al que con el ánimo de bajarle presencia atacaron en las redes por “cae mal y sin carisma” entre tantas en que incurren los políticos y políticas de la llamada guerra fría, y que no es otra cosa que el recurso denigrante de la mala calidad de la política, en dónde la democracia ha sido tratada “de a cómo” y “de a cuánto”, y eso ya no podía estar encima de la decisión de las mayorías.
Pero esa es otra vaina.
La que nos ocupa no es ni siquiera la reelección, sino el que la capital de Chiapas es vista -no sé por qué- como la cereza del pastel cuando en realidad no lo es, pues como plaza política no le ha dado mucho lustre a sus últimos munícipes y de pronto se volvió un jaripeo y que aparecen catorce candidatos incluyendo el “ahora sí” de ¡Va por Tuxtla! y la destacada imagen de un ex alcalde por el Movimiento Ciudadano, un partido “In crechendo” al que no pocos volteamos a ver con su triunfo sorpresivo en Nuevo León, el que también se quiere poner en duda por parte de los que por acá se defienden, cuando la verdad es que en esa entidad, Morena no ganó.
Pero eso también es otra vaina.
Salvo que sea por botín, no le veo ningún atractivo político a Tuxtla Gutiérrez, que es una ciudad subsidiada, sin generación de valor agregado: es de comercios y de comerciantes, de oficinas y burócratas, de oficios y prestadores de bienes y servicios que en conjunto, se quejan de todo y no levantan ni su basura por mera conciencia ecológica, lo que desnuda el pobre compromiso ciudadano que se refleja en cientos de toneladas diarias que van a parar al Río El Sabinal; así no alcanza un trienio para nada, y si no hay resultados no es plataforma política para nada; los alcaldes salen mega cuestionados por los ciudadanos, y en el caso de la presente administración, la popularidad del presidente municipal reelecto no es de las más altas en la política aldeana, y no porque no tenga carisma como dijeron por ahí, sino porque se dedica a lo suyo sin andar en la inquina de los que, buscan ser de los influyentes en el gobierno y mandatario estatal, no para servir sino para servirse, que esperemos no sea el caso del mandatario municipal reelecto que, tiene, una nueva oportunidad para continuar saneando y mejorando las áreas del ayuntamiento, no solo de la corrupción sino también de los excesos y las deficiencias que le han sangrado por trienios, el gasto corriente al municipio, dejando casi nada para la inversión en obra pública.
Y me regreso al hecho de que la capital no es autónoma, y sin el varo del gobierno estatal y lo que corresponda del federal, nada más no hay manera de mejoría, y es ahí en dónde la buena planeación es lo que destaca, y eso es lo que se presenta a quien corresponda, que ya verificará -lo advirtió REC y también AMLO- si el varo se ejerce con transparencia y calidad.
Pero eso ya es tema para los especialistas sobre obra pública que abundan en los medios locales, todólogos y sabedores del intríngulis de lo que viene que, ahí de nuevo publican todo tipo de sandeces en las redes sociales en busca de demeritar un triunfo evidente.

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